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Diez años

Cancion para ligar (o para que no me dejes) by devuelta

Hace poco comentaba con merylspider que no solía celebrar los aniversarios de pareja. No por nada en concreto. Tal vez es que Belén y yo somos así de sosos. De hecho, le decía que nunca recordábamos bien cual fue la fecha de inicio de nuestra “primera vez”. Creemos recordar que fue por el puente de Mayo, pero no logramos poner en pie el día en concreto. Lo que si recuerdo bien son todas las circunstancias que rodearon a tan magno evento. Y mira por donde que acaban de hacer diez años.

Diez años marcados por dos separaciones por motivos laborales, una boda, dos vacaciones en coche a nivel europeo, tres mudanzas, una hipoteca, una niña y una enfermedad (o varias). Y me pongo a pensar y creo que las cosas, al menos por nuestra parte, no podrían haber salido mejor. No puedo pensar en mejor persona con la que compartir diez años. Y quiero compartir decenas más. Aunque vengan malos momentos, sé que la mayoría vendrán de fuera, de esas circunstancias que uno no controla. No se me ocurre mayor complicidad, respeto y admiración. La complicidad que se tiene con alguien con quien compartes gustos, aficiones y momentos de ocio. Complicidad que hace que no necesitemos estar todo el tiempo verbalizando. Que el simple apoyar la cabeza en el hombro sea más que suficiente. El respeto por la libertad mutua. Ese respeto que da la confianza. Y, sobre todo, la admiración. Ver cómo la persona que está a tu lado crece y crece. Y se hace mejor persona, mejor profesional, mejor amiga, mejor en todo. Y que no sepas dónde está el límite te hace sentir pleno, porque la curiosidad de saber donde llegará te puede. O no hace falta que lleguemos a ningún sitio y lo bonito es el camino. Un camino que llevamos compartiendo diez años, que nos deparará muchas alegrías.

Estoy seguro.

500 días juntos / (500) days of summer

500DaysPoster

Que el género romántico es de los más devaluados en el cine reciente es un hecho incontestable. Culpa de ello la tienen subproductos realizados a mayor gloria de Sandra Bullock, Meg Ryan, Kate Hudson, Mathew McConaughey o Hugh Grant. También es cierto que algunos de ellos, en escasas ocasiones, han protagonizado algunos buenos ejemplos de lo que puede dar de sí el género (Cuatro bodas y un funeral, Adictos al amor). Lo curioso es ver el punto en común de las películas que menciono con estos “500 días con Summer” (que sería el título correcto): son alabanzas al hecho romántico realizadas desde la negación del amor. Me explico. La mecánica es la siguiente: no basta con estar enamorado, no basta con que la persona amada sea la perfecta para ti, tú también tienes que ser la perfecta para ella y tal vez lo que pasa es que no os habéis encontrado en el momento adecuado (Before sunset, Before sunrise). Es ese poso de amargura lo que hace que una comedia romántica alcance una cuota suficiente de identificación. Porque sabemos que no todo es color de rosa y cuanto más subamos, más dura será la caida.

En “(500) days of summer” vemos, siempre desde el imparcial y subjetivo punto de vista del protagonista, la ascensión al cielo del amor y la posterior caida al infierno del desamor de Tom hacia Summer. Al existir este escrupuloso respeto del punto de vista, la mencionada Summer es alternativamente lo mejor y lo peor que podemos encontrar en una mujer. Y como los guionistas son dos “señores” no escatiman en que se les note resentidos pero a la vez maravillados por el género femenino. Joseph Gordon-Levitt, con su perpetua cara de me-acabo-de-despertar, representa al hombre moderno que creemos que a toda chica le debe gustar: sensible, moderado, tierno, mono; estereotipo inaugurado por Ethan Hawke y que, desafortunadamente, nos hemos terminado creyendo. Ella, Zoey Deschanel (no puedo abrir más los ojos porque es humanamente imposible), es la chica perfecta para ese tipo de hombre: divertida, locuela, mona, independiente. ¿Y cual es el problema?. Pues que ella no está lo suficientemente enamorada de él, o al menos no como sí lo está él. Así de simple. Y ahí está la propuesta que hace que estos “500 días con Summer” se eleven como la mejor comedia romántica desde Alta fidelidad (con la que comparte su gusto musical).

Porque en el fondo lo que hace que una relación funcione es la distancia que haya entre las expectativas y la realidad. Porque todos nos hemos sentido como si estuviésemos en un musical y quisiésemos cantar nuestro amor a los cuatro vientos. Porque todos hemos sentido que estábamos en una película de Bergman y que nuestra existencia no tenía sentido. Porque todos hemos estado devastados cuando nos rompían el corazón y nos decían que nos querían mucho, pero que nos querían tanto. Porque todos hemos roto el corazón de alguien y lo hemos pasado mal al no saber/querer corresponder. Porque todos hemos sido en algún momento Tom, pero también hemos sido Summer. Porque un día te despiertas, tienes la claridad de saber lo que sientes y no quieres engañar a nadie (y mucho menos a ti mismo).

Pero también sabemos la oportunidad puede aparecer en cualquier sitio. Y que después del verano viene el otoño.

joseph-gordon-levitt-zoey-deschanel


La gente… la gente

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La gente está fatal. Llevo comprobándolo hace unas semanas. La gente está aburrida. La gente es capaz de estar sentada dos horas en una incomoda silla para que no le quiten el sitio en un desfile de trajes de novia. La gente es mal educada. La gente no para de molestar a un famosillo mientras habla con un servidor. La gente es egoista. La gente te ve en el metro con un bastón y no te deja sentarte. La gente es rácana. La gente se pega por conseguir algo gratis. La gente es miserable. La gente conduce muy mal. La gente no pone el intermitente, ni se aclara hacia donde va con el coche. La gente aparca en el primer sitio que encuentra, molestando a los peatones, que también son gente. La gente se tira a la carretera y te mira con cara de “a ver si tienes cojones de no parar el coche para que yo cruce”. La gente cruza la carretera en diagonal y de espaldas. La gente ve programas del corazón donde se falta el respeto a los famosos. La gente tiene la culpa. La gente… la gente, que mala es la gente. Nos ve y nos condena. Fíjate, fíjate que pena. Esa misma que gente que por ambiciones, mata, roba, mata, roba y miente. Fíjate que pena. Nos ve y nos condena. La gente, que mala es la gente. A ti te critica esa gente chica que no va de frente. ¿Y por qué? Porque este amor mío corre por tu río claro y transparente. Y a mí me señalan porque tengo la cara, lisa y llanamente, de darte noche y día, sin hipocresía, mi cariño ardiente. Esa misma que gente que por ambiciones, mata, roba, mata, roba y miente. Y quieren condenarnos. ¿Qué importa la gente?. Que mala es la gente.

Afortunadamente, tu yo no formamos parte de la gente. Nosotros somos otra cosa. Somos mejores. Ojalá nunca seamos como ellos. Y si algún día ves que formo parte de la gente, avísame, te lo agradeceré. Yo haré lo mismo por ti. Porque no quiero que formes parte de tan despreciable grupo. Nos cuidaremos mutuamente para no caer en sus fauces. No es fácil porque ni siquiera ellos saben que son “gente”. La gente cree que es especial, pero tu y yo sabemos que los especiales somos nosotros no ellos. La gente nos mira mal. Porque también saben que somos mejores. Y quieren atraparnos. Pero no nos dejaremos.

Que mala es la gente.