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La gente… la gente

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La gente está fatal. Llevo comprobándolo hace unas semanas. La gente está aburrida. La gente es capaz de estar sentada dos horas en una incomoda silla para que no le quiten el sitio en un desfile de trajes de novia. La gente es mal educada. La gente no para de molestar a un famosillo mientras habla con un servidor. La gente es egoista. La gente te ve en el metro con un bastón y no te deja sentarte. La gente es rácana. La gente se pega por conseguir algo gratis. La gente es miserable. La gente conduce muy mal. La gente no pone el intermitente, ni se aclara hacia donde va con el coche. La gente aparca en el primer sitio que encuentra, molestando a los peatones, que también son gente. La gente se tira a la carretera y te mira con cara de “a ver si tienes cojones de no parar el coche para que yo cruce”. La gente cruza la carretera en diagonal y de espaldas. La gente ve programas del corazón donde se falta el respeto a los famosos. La gente tiene la culpa. La gente… la gente, que mala es la gente. Nos ve y nos condena. Fíjate, fíjate que pena. Esa misma que gente que por ambiciones, mata, roba, mata, roba y miente. Fíjate que pena. Nos ve y nos condena. La gente, que mala es la gente. A ti te critica esa gente chica que no va de frente. ¿Y por qué? Porque este amor mío corre por tu río claro y transparente. Y a mí me señalan porque tengo la cara, lisa y llanamente, de darte noche y día, sin hipocresía, mi cariño ardiente. Esa misma que gente que por ambiciones, mata, roba, mata, roba y miente. Y quieren condenarnos. ¿Qué importa la gente?. Que mala es la gente.

Afortunadamente, tu yo no formamos parte de la gente. Nosotros somos otra cosa. Somos mejores. Ojalá nunca seamos como ellos. Y si algún día ves que formo parte de la gente, avísame, te lo agradeceré. Yo haré lo mismo por ti. Porque no quiero que formes parte de tan despreciable grupo. Nos cuidaremos mutuamente para no caer en sus fauces. No es fácil porque ni siquiera ellos saben que son “gente”. La gente cree que es especial, pero tu y yo sabemos que los especiales somos nosotros no ellos. La gente nos mira mal. Porque también saben que somos mejores. Y quieren atraparnos. Pero no nos dejaremos.

Que mala es la gente.

En tercera persona

El viernes Paco fue con sus amigos a comer al Maitetxu. Hacía mucho tiempo que no se reunía con todos ellos en un día laborable. Antes había estado en la oficina y se había tomado una cerveza con Richard. Estos homenajes crean unidad y les hacen sentir como una familia. Como toda familia que se precie cada uno asume su papel: no va a ser Paco el que asigne esos papeles, sería muy pretencioso por su parte, pero que cada uno se asigne el que mejor le convenga a sus intereses personales, es decir, a su ego.

carnaza

Como siempre ha pasado en el Maitexu, lo que comenzó siendo un simple “vamos a comer”  derivó en un recital de carnaza y muchas patatas fritas. La conciencia de Enrique no paraba de dar la brasa y las dietas coparon la conversación buena parte del tiempo. Todo ello regado de buen vino. Paco llegó en la motaca de Sergio y al subir se dio un tirón en la cadera, que ya le duró todo el fin de semana. Belén disfruto más tarde de otro recorrido en mencionado bólido con el fin de recoger a Martina, que, gustosamente, se unió a la fiesta.

gin tonic

La jornada continuó en la Maison Blanche. Gin tonics para todos, aunque algunos más azulados que otros. Martina les acompañó con un batido de chocolate y Andrés le cogió el gusto a hablar en tercera persona. La cosa se iba animando y, como se suele decir, estaban dispuestos a darlo todo. El alcohol, y los gin tonics en concreto, tienen ese efecto exaltador de la amistad, motor del júbilo y olvido de lo males. De ahí a casa de Enrique sólo le separaba otro viaje en moto y cuatro tramos de escaleras.

chaiselong

Ya en la morada de Enrique se vivieron varios momentos cuanto menos surrealistas: montaje de una cheslong de Ikea, música black para follar seguido de una selección de música brasileña y, finalmente, una lista compartida que es como muy 2.0 (que para eso son ellos tan modernos). Después ocurrieron varias cosas que Paco no está autorizado a contar bajo directa amenaza de muerte. Sólo decir que llegó la hora de cenar y parecía que lo del Maitetxu no había pasado nunca, tal era el hambre. Paco y Richard revivieron varios momentos de décadas atrás a través de la selección musical y Sergio accedió a ser educado en el humor. Mientras, Martina miraba extrañada a Enrique.

karate kid

A las once llegó el momento de la retirada. La noche estaba a punto de acabar pero aún quedaban ocho tramos de escalera (cuatro de Enrique y otros cuatro de Paco) que terminaron de fundir las piernas y caderas del mencionado Paco. Al día siguiente, el cansancio y las agujetas eran patentes en la familia Casado: Belén vio Karate Kid, mientras Martina intentaba descifrar por qué se enfadaba el abuelito y Paco yacía en el sillón. Fue un día especial, donde todos se lo pasaron muy bien.

El mundo que nos rodea

Cada uno tiene su mundo. Y cada uno ve el mundo que le rodea de una forma. Los culpables son los demás y ellos son los incomprendidos. Ya sea por esconder la cabeza, por patología o por simple enfrentamiento. Los tres tienen su manera de enfrentarse al mundo que les rodea.

michael scott

Michael Scott es el jefe. Se cree gracioso y un buen ejemplo para su entorno. Pero en el fondo sabe que no es así. No tiene ni puñetera gracia y es un mediocre. Cree que los demás no se dan cuenta, y si se dan cuenta mira para otro lado, esconde la cabeza como un avestruz e intenta que pase el temporal. Es la inactividad personificada, no hace nada por cambiar su entorno. La queja estéril, el egoísmo pasivo. El mundo no será mejor porque él haya pasado por él. Nos reímos de él, nos da vergüenza ajena. A veces nos parece que tiene su corazoncito, y lo tiene. No deja de ser un hombre sensible. Pero esto no le exime de su egoísmo inconsciente.

sheldon cooper

Sheldon Cooper es físico teórico. Y eso es lo suyo la teoría. Lo sabe todo de el mundo, pero no alcanza a comprenderlo. No entiende la ironía, el sarcasmo y las convenciones sociales. No es que sea egoísta, simplemente no entiende las necesidades de los demás. El mundo es su mundo y todo lo que esté fuera de sus parámetros no tiene sentido. Igualmente, nos reímos de él, pero también con él. Nos reímos de su descolocamiento del mundo que le rodea. Pero torcemos la sonrisa porque intuimos (nunca se dice) que lo suyo es patológico; Síndrome de Asperger, tal vez.

larry david

Larry David es guionista. Pero lleva diez años sin hacer nada. Creó Seinfeld, se hizo multimillonario y hasta ahora. Tampoco entiende el mundo que le rodea. Pero no se calla. Sabe que el mundo es mezquino, egoísta y caprichoso. Y si todo el mundo es así por qué tiene que disimular él. Sabe que existen los códigos sociales pero no quiere plegarse a ellos. No hará nada para que le caigas bien, a no ser que quiera algo de tí; pero tampoco le presiones. Su mezquindad no es impostada sino su manera de enfrentarse al mundo. Sabe que puede herir sensibilidades, pero es que nadie tiene en cuenta la suya.

Son tres formas de enfrentarse al mundo que nos rodea. Ninguna es la correcta, y ninguna está errada. Debemos aprender de ellos. Lo que pasa es que nunca vamos a reconocer la imagen que vemos en el espejo. Como digo, los culpables son los demás y nosotros somos unos incomprendidos.