Tag Archives: Curb your enthusiasm

3 de enero

La noche del 2 al 3 de enero de 2009 fue larga. El neurólogo no me vio hasta las once y media de la noche y, tras una exploración de un cuarto de hora, su diagnóstico fue claro: Síndrome de Guillain-Barré; hospitalización, cinco días de tratamiento y unas cuantas pruebas más. Estas cosas te superan un poco y no sabes como reaccionar. Está claro que si vas al médico es porque tienes algo malo, pero nunca esperas que te vayas a quedar a dormir en el hospital, a no ser que vayas con algo muy grave. Y yo no estaba muy grave, o al menos mis estado no era lo que comúnmente entendemos por gravedad.

Después de que el neurólogo me dijese que me tenían que ingresar tuve que esperar a que me asignasen cama. Otra odisea. Me dio tiempo a montar bronca, poner a parir a las enfermeras y a la madre que las parió. Tampoco es que ellas tuviesen culpa pero es que mi cansancio y estado físico en ese momento ya no era como para estar muy tranquilo. Así, a las 5 de la mañana me metieron en una habitación donde había otros dos enfermos durmiendo plácidamente, aunque en un hospital nunca se duerme plácidamente. Obviamente se despertaron los pobres, porque intentar meter una cama en un espacio donde, en teoría, sólo debe haber dos camas es un proceso complejo.

Ya por la mañana empezaron a ponerme el tratamiento con inmunoglobulina y corticoides, que duraría cinco días. Como era sábado no me harían ninguna prueba más hasta el lunes. Lo primero que se me quitó fue el dolor de cervicales, pero la debilidad de piernas y manos continuaba. Básicamente, apenas podía abrir la mano derecha, tenía muy poca fuerza en los brazos, me dolían mucho los gemelos y, en general, las piernas las tenía muy cansadas. Como era sábado, las visitas se sucedieron: mis padres vinieron de Sevilla, Richard vino de Madrid y, poco a poco, Belén fue llamando a todo el mundo para dar la noticia.

Una de las peores partes de estar hospitalizado son los fines de semana. Todo se para, no te hacen pruebas y los médicos, si pasan, lo hacen aprisa y corriendo. Por eso, hasta el lunes no me hicieron la punción lumbar. Mucha gente me había dicho que lo de la punción era un proceso muy doloroso. Afortunadamente, no soy muy miedoso para las intervenciones médicas, así que afronté la prueba con tranquilidad. Es verdad que no es agradable que te claven una aguja de 20 centímetros en las espalda con la intención de sacarte una gotita de líquido espinal, pero tampoco fue para tanto. Lo peor fueron las cuatro horas que tienes que quedar inmovil porque parece que te ha pasado una apisonadora por la espalda.

Como decía antes, en el hospital no se duerme bien. Me costaba mucho dormirme y me despertaba a las seis de la mañana. Aproveché para ver muchas cosas que tenía atrasadas: Una temporada y media de Saturday Night Live, “Tell me you love me” al completo, la sexta temporada de “Curb your enthusiasm”. Eso en apenas cuatro días. Sólo quedaba esperar a los resultados de la punción y a seguir con más pruebas.

(CONTINUARÁ)

El mundo que nos rodea

Cada uno tiene su mundo. Y cada uno ve el mundo que le rodea de una forma. Los culpables son los demás y ellos son los incomprendidos. Ya sea por esconder la cabeza, por patología o por simple enfrentamiento. Los tres tienen su manera de enfrentarse al mundo que les rodea.

michael scott

Michael Scott es el jefe. Se cree gracioso y un buen ejemplo para su entorno. Pero en el fondo sabe que no es así. No tiene ni puñetera gracia y es un mediocre. Cree que los demás no se dan cuenta, y si se dan cuenta mira para otro lado, esconde la cabeza como un avestruz e intenta que pase el temporal. Es la inactividad personificada, no hace nada por cambiar su entorno. La queja estéril, el egoísmo pasivo. El mundo no será mejor porque él haya pasado por él. Nos reímos de él, nos da vergüenza ajena. A veces nos parece que tiene su corazoncito, y lo tiene. No deja de ser un hombre sensible. Pero esto no le exime de su egoísmo inconsciente.

sheldon cooper

Sheldon Cooper es físico teórico. Y eso es lo suyo la teoría. Lo sabe todo de el mundo, pero no alcanza a comprenderlo. No entiende la ironía, el sarcasmo y las convenciones sociales. No es que sea egoísta, simplemente no entiende las necesidades de los demás. El mundo es su mundo y todo lo que esté fuera de sus parámetros no tiene sentido. Igualmente, nos reímos de él, pero también con él. Nos reímos de su descolocamiento del mundo que le rodea. Pero torcemos la sonrisa porque intuimos (nunca se dice) que lo suyo es patológico; Síndrome de Asperger, tal vez.

larry david

Larry David es guionista. Pero lleva diez años sin hacer nada. Creó Seinfeld, se hizo multimillonario y hasta ahora. Tampoco entiende el mundo que le rodea. Pero no se calla. Sabe que el mundo es mezquino, egoísta y caprichoso. Y si todo el mundo es así por qué tiene que disimular él. Sabe que existen los códigos sociales pero no quiere plegarse a ellos. No hará nada para que le caigas bien, a no ser que quiera algo de tí; pero tampoco le presiones. Su mezquindad no es impostada sino su manera de enfrentarse al mundo. Sabe que puede herir sensibilidades, pero es que nadie tiene en cuenta la suya.

Son tres formas de enfrentarse al mundo que nos rodea. Ninguna es la correcta, y ninguna está errada. Debemos aprender de ellos. Lo que pasa es que nunca vamos a reconocer la imagen que vemos en el espejo. Como digo, los culpables son los demás y nosotros somos unos incomprendidos.