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9 trucos para triunfar en Instagram

  • Enseña tus pies. Queremos ver las zapas nuevas que te compraste. También queremos que nos hagas partícipe de tu punto de vista cuando estás en la tumbona de la playa y la piscina. Tus pies y el agua de fondo, esa gran composición.
  • Haz fotos a cosas absurdas, sin sentido y desde perspectivas raras. Que sí que seguro que ganas muchos likes. Siempre podrás decir que es una foto artística.
  • No debe faltar alguna foto de un amanecer, un atardecer o un cielo nublado. Y no olvides los tags #clouds #sunset #sunrise #landscape. Todos a la vez.
  • Si eres chica no olvides fotografiarte de vez en cuando el muslo. Pero en plan artístico. La mirada sucia es la de los otros. Tú en realidad sólo querías mostrarnos los shorts que te has comprado.
  • Necesitas una mascota. Es requisito indispensable para triunfar. Si es un gato mucho mejor. También puedes probar tener un hijo y sacarle tres fotos al día haciendo cosas tan fascinantes como comer, dormir o jugar a la pelota. Pero esto requiere ya un poco de presupuesto. Quizás un sobrino pueda servir.
  • Conversa. Agradece a todo el que te diga que tu foto es superbonita. Pero, sobre todo, usa emoticonos. El de la mierda con ojos no, ese no.
  • La comida es muy importante. Pero nada de ensaladas sosas. Lo que lo petan son las hamburguesas. Lo suyo es que tengas varias fotos de hamburguesas en la recámara y que al menos subas una a la semana. Pero no, del McDonalds no. Tienen que ser del Alfredo’s, del Home Burger o algún sitio de estos gourmet. Lo mismo con suerte hasta te terminan invitando a catas de hamburguesas (aunque no lo creas eso existe y conozco un par que se ponen finos con el tema)
  • Tú eres tú y los que te rodean. Hazle fotos a tus colegas poniendo caras raras. Hazte fotos a ti mismo poniendo poses y haciendo el payaso. Que esto va de pasárserlo bien y que todo el mundo vea que eres superfeliz.
  • EL MAS IMPORTANTE: Poner muchos tags. Cuantos más mejor. No importa que sean genéricos del tipo #igphotography #igers #picoftheday. También puedes usar #igersTUCIUDAD y los siempre socorridos durante las vacaciones de #holidays #beach. Los aficionados a #clouds te lo agradecerán.

Estos son solo algunas de las técnicas que puedes usar para que tus fotos de Instagram se llenen de likes y te conviertas en todo un Iger Pro. Te invito a que aportes las tuyas que seguro que alguna se me ha pasado.

Diez años

Cancion para ligar (o para que no me dejes) by devuelta

Hace poco comentaba con merylspider que no solía celebrar los aniversarios de pareja. No por nada en concreto. Tal vez es que Belén y yo somos así de sosos. De hecho, le decía que nunca recordábamos bien cual fue la fecha de inicio de nuestra “primera vez”. Creemos recordar que fue por el puente de Mayo, pero no logramos poner en pie el día en concreto. Lo que si recuerdo bien son todas las circunstancias que rodearon a tan magno evento. Y mira por donde que acaban de hacer diez años.

Diez años marcados por dos separaciones por motivos laborales, una boda, dos vacaciones en coche a nivel europeo, tres mudanzas, una hipoteca, una niña y una enfermedad (o varias). Y me pongo a pensar y creo que las cosas, al menos por nuestra parte, no podrían haber salido mejor. No puedo pensar en mejor persona con la que compartir diez años. Y quiero compartir decenas más. Aunque vengan malos momentos, sé que la mayoría vendrán de fuera, de esas circunstancias que uno no controla. No se me ocurre mayor complicidad, respeto y admiración. La complicidad que se tiene con alguien con quien compartes gustos, aficiones y momentos de ocio. Complicidad que hace que no necesitemos estar todo el tiempo verbalizando. Que el simple apoyar la cabeza en el hombro sea más que suficiente. El respeto por la libertad mutua. Ese respeto que da la confianza. Y, sobre todo, la admiración. Ver cómo la persona que está a tu lado crece y crece. Y se hace mejor persona, mejor profesional, mejor amiga, mejor en todo. Y que no sepas dónde está el límite te hace sentir pleno, porque la curiosidad de saber donde llegará te puede. O no hace falta que lleguemos a ningún sitio y lo bonito es el camino. Un camino que llevamos compartiendo diez años, que nos deparará muchas alegrías.

Estoy seguro.

29 de diciembre

El 29 de diciembre de 2008 me levanté en casa de mis padres como un día normal de vacaciones de navidades. Terminar de preparar las maletas y ponernos rumbo a Málaga para pasar allí el fin de año. Me desperté un poco más cansado de lo normal, pero como me había dormido tarde y había pasado mala noche pues no le dí más importancia. Lo más extraño era la sensación de hormigueo y falta de fuerza en las manos, leve pero perceptible. La idea era coger la carretera después de comer para que Martina durmiese por el camino. Mi madre me tomó la tensión, que suelo tener un poco baja y me dio una Coca Cola para que me espabilase un poco. Así, mientras Belén y mi madre cargaban el coche, descansé un poco para poder conducir. Recorrí las dos horas que separan Sevilla a Málaga sin mayor problema, aunque cuando llegamos seguía notando el cansancio.

Al día siguiente, me volví a levantar cansado y seguía notando la falta de fuerza en las manos. A esto se le sumó un leve cosquilleo en los dedos de los pies. Empezaban las teorías: eso es el estrés, la tensión baja, tómate un whisky y se te quita todo… Tras una comida familiar nos fuimos a urgencias de Carlos Haya a ver que me decían. Tres horas más tarde salí igual que entré, sin diagnóstico y con la recomendación de que tomase mucho potasio: “Come tomate y plátanos, que tienen potasio”, fueron las palabras textuales de la doctora. Y a dormir.

Fuimos a pasar el fin de año a El Rincón de la Victoria, a casa de la hermana de Belén. No me veía en condiciones de conducir, así que Belén tuvo que armarse de valor y conducir. La cena iba a ser en el sótano así que, en mi empeño por ayudar, tuve que subir y bajar varias veces: al par de horas tenía los gemelos como piedras. Ya en la cena, me costaba coger los cubiertos, estaba incómodo en la silla, de mal humor y se me terminó cayendo un vaso de las manos.

El día de año nuevo me levanté con un nuevo síntoma: dolor de cuello. Nos planteamos no ir ese día a urgencias de nuevo porque pensamos que  habría mucha gente. Pasé el día descansando, a base de ibuprofeno, pensando que sería algo de la espalda.

El día 2 me levanté tarde, nos volvimos a Málaga y fuimos de nuevo a urgencias. Tras cinco horas de pruebas me vio el neurólogo, me diagnosticó Síndrome de Guillain-Barré y me dijo que me tenía que quedar hospitalizado. A las 6 de la mañana me metieron en una habitación.

(CONTINUARÁ)