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El espíritu crítico y la manipulación emocional

Yo ya no sé si creer lo de que tenemos lo que nos merecemos, lo de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades o es que simplemente somos tontos y es una mezcla de todo. Últimamente, el sentido crítico es algo que escasea aunque no lo parezca. Parece que ser crítico es decir que los políticos son unos mangantes caraduras, que los de la Iglesia tienen muchos privilegios y que los bancos son el demonio encarnado en la tierra. Pero lo siento, eso no es ser crítico. El tema es que estamos deseando que alguien saque cuatro números que apoyen lo que nuestra intuición nos dice y, en ese momento, agarrarnos a él como un clavo ardiendo con tal de confirmar nuestra teoría.

En las últimas semanas han surgido diversas historias como el de los 450.000 políticos que hay en España o el del milagro de Hollande que demuestran que algunos se tragan todo lo que leen sin más. En el fondo es el derivado del que te van a hacer pagar por hotmail y cosas así. El peligro está en que aquí hay un componente ideológico de manipulación de masas. Sí, estos son bulos fomentados por diversas gentes, tanto de izquierdas como de derechas, para manipular emocionalmente al personal. ¿Qué estás cabreados con los políticos?, pues yo te voy a dar un numerito al que agarrarte para que lo estés más. Lo habitual de estas historias es la falta de fuentes: la mayoría de las veces son datos que nadie sabe de donde salen y que no hay manera de cotejar. Además, la mayoría de las veces no solamente tienen argumentaciones pobres sino que los datos son directamente falsos. Pero es que además son tan burdos que no hace falta tener un Master en Ciencias Económicas para verlo. ¿De verdad alguien cree que Hollande ha hecho 4.500 jardines de infancia y 3.700 escuelas primarias con 2,3 millones de Euros?

Junto con los bulos están las apelaciones emocionales (en el fondo todo es emocional) a la rebelión y los razonamientos de causa-efecto por si cuela. Tenemos el ejemplo de los que dicen que hay que dejar caer a Bankia sin pensar en las consecuencias reales que eso tendría. Son, como decía, discursos que apelan a las entrañas del cabreo generalizado, que comparto, pero que aparte de irreales carecen de fundamento real. Porque si critico a los mineros de Asturias seguro que me llueven palos. Ahora, eso sí, qué bonita la estampa de los señores entrando por la Gran Vía con los madrileños recibiéndoles.

Querido amigo: antes de mandarle a tus amigos lo de los 450.000 políticos, antes de colgar en tu Facebook el milagro de Hollande y antes de defender con pasión a los mineros lo conveniente es que analices la información que te llega. Mira quién lo ha escrito, analiza durante un segundo el texto, no te quedes con el titular efectista, busca un poco más y coteja un medio de información fiable. Porque tú que eres tan listo no puedes dejarte manipular y, desgraciadamente, lo están haciendo y lo intentarán seguir haciendo. Que hay mucho en juego.

Y, siento decirte esto, tú también tienes parte de culpa en todo lo que está pasando. Porque no vives en una isla desierta y formas parte del sistema y participas y te aprovechas de él. Todos somos responsables. Ya sé que es más fácil echar balones fuera pero no recuerdo que le echases la bronca a tu cuñado cuando te decía que ingresaba en negro las chapuzas que hacía y, mientras, cobraba el paro. Nunca le dijiste nada a aquella vecina que se sacó una paguita de la Junta de Andalucía diciendo que le dolía una rodilla cuando tampoco era para tanto. Y qué decir del primo de tu madre que pillaba suculentas becas para sus hijos mientras él cobraba una pasta en B para que hacienda no le clavase. ¿Por qué nunca les llamaste la atención en la cena de Navidad?

Lo primero que hay que hacer es un análisis de conciencia como sociedad. Porque los políticos, los constructores y los banqueros tienen familia y son seres humanos. No son entes abstractos que no tienen nada que ver con nosotros y viven en mundo paralelo (bueno, algunos sí). Que lo fácil es que sean monstruos. Pero no, son españoles como tú y como yo. Que quizás tengan más responsabilidad en lo que está pasando. Por supuesto.

Pero no estoy hablando de ellos. Estoy hablando de ti.

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Cuatro navidades

A por la primera sesión de inmunoglobulinas del año

Tres años ya. Cuartas navidades con lo mío. Y casi por segunda vez que paso estas fiestas tan señaladas en el hospital. Mirando el lado positivo, la estancia en el hospital ha servido para llamar la atención de los médicos y que se replanteen el tratamiento. Al final sigo con las inmunoglobulinas, ahora cada dos semanas, y les han añadido ciclofosfamidas una vez al mes. Esto quiere decir que tengo que venir al hospital de día tres veces al mes.

La idea del nuevo tratamiento es, por un lado, evitar las recaídas constantes y, por otro, intentar mejorar mi estado. Cada nueva recaída es un paso atrás porque mi cuerpo se resiente. Lo que pierdo en movilidad, fuerza y estabilidad en cuatro días después tardo meses en recuperarlo, si consigo recuperarlo. Este último brote me ha dejado más tocado de lo habitual, sobre todo en el aspecto físico, aunque una cosa lleva a la otra. Me noto sobre todo mucho más agotado, con menos fuerzas y me canso con mucha más facilidad. Obviamente esto afecta al ánimo que no es que esté por las nubes. Yo me intento tomar las cosas con sentido del humor y muchas veces ese intento de no preocupar en exceso a los demás me lleva a no decir cómo estoy realmente. No estoy desanimado pero tampoco es que esté como unas castañuelas.

No puedo dejar de agradecer a todos los que se han interesado por mi a través de twitter, instagram, facebook, path o foursquare. El que diga que estas cosas no sirven para nada y que sólo hacen perder el tiempo es porque no saben de lo que hablan y no quieren saber. Son sólo herramientas y detrás de ellas hay personas, que es lo que realmente importa. Si algo he aprendido en este 2011 es que son las personas las que tienen que querer interesarse por ti. Por muchos medios que tengas, ya sea un teléfono, un mail o una cuenta de twitter, si les da igual tu existencia y tus vicisitudes no hay nada que hacer.

Firma del consentimiento para tratamiento con ciclofosfamida

Así, este año, me he llevado un par de decepciones gordas con personas que consideraba mis amigos y para los que resultaba que yo era una carga, un peso muerto que estaban deseando quitarse de encima y no sabían como hacer. Me han demostrado que esto es así con sus acciones. No son invenciones mías. No hay lugar a malinterpretaciones. Cuando preguntas, envías un mail y no recibes respuesta queda claro que no quieren saber nada de ti. Allá ellos con sus conciencias. Yo tengo la mía muy tranquila. Y el caso es que a veces me acuerdo de ellos y, en cierto modo, los echo un poco de menos. Hasta me gustaría volver a verlos y hablar con ellos. Pero yo no voy a dar los pasos. Son muchos feos, muchas llamadas perdidas, mensajes sin contestar y mails sin respuesta. No es rencor. Es asumir que son ellos los que no me quieren en sus vidas. Y yo contra eso no puedo hacer nada. De hecho es la última vez que pienso hablar de ellos en el blog. A partir de ahora sólo hablaré de los buenos.

Eso si, al del burofax ni agua.

Colegas del twitter

El pasado 22 de octubre cumplí un año en twitter. Y puedo decir que es una de las cosas de las que me siento más feliz de haber hecho.

En este año no sólo he conocido a mucha gente. Conocer gente se queda corto. Como decía hace unos días @nahumgarcia: Llega un momento que uno ya no tiene followers ni followings. Tiene “colegas del Twitter”. Y no se me ocurre mejor forma de expresarlo. Twitter no es Facebook. En twitter hay alegría y tristeza, buen rollo y desesperación. Creo que sólo conozco personalmente a cinco o seis personas de las que sigo y me siguen en twitter. No hace falta más. El grado de confianza e intimidad que se puede lograr con una par de mensajes aun sigue llamando mi atención. Podría escribir un post de cada una de las cien personas con las que suelo hablar. Logicamente, no tendría nada que ver con la realidad. Mi impresión de los personajes bajo el nick no se correspondería con las personas reales. Por mucho que digan que ellos son así todo el tiempo, no dejamos de ser personajes que vamos contando nuestra cotidianedad como bien nos apetece. Seleccionamos qué decir y qué no decir. Igual que seleccionamos a quién seguir. ¿Quién seré yo para ellos

Obviamente, soy consciente de que no tengo 815 seguidores, aunque tenga 815 followers. Si realmente tuviera a 815 personas pendientes de lo que digo, no estaría aquí, estaría dando conferencias en plan gurú del social media. Me conformo con unos cuantos colegas, que yo sé que están ahí. Lo más curioso es que seguro que ellos no saben lo que representan para mi. Muchos no tienen el placer de saber que son mis amigos y quizás esa falta de presión que sufren, porque hay gente que sufre la amistad como una carga, les da un plus de naturalidad.

No se me caen los anillos si digo que estoy más orgulloso de muchos de estos amigos del twitter que de muchos de los amigos del mundo real. Durante este año me han dado muchas alegrías. Y sólo puedo daros las gracias.

Primer aniversario

Hoy este blog cumple un año. No he preparado nada especial, no está el horno para bollos.

Empecé a escribir el blog desde el hospital la segunda vez que me ingresaron. En un año todo ha cambiado mucho. Las intenciones de este blog han ido variando, dando bandazos, incumpliendo promesas. También he cambiado yo, ha cambiado mi diagnóstico, ha cambiado mi entorno.

Actualmente mi diagnóstico es Polineuropatía axonal crónica recidivante. A esto tenemos que añadir el hipotiroidismo y la depresión. Todo esto me lleva a una medicación de Cymbalta, Amantadine, Dacortín, Eutirox, Omeprazol e Idalprem. A esto se suman los ciclos de inmunoglobulinas cada cuatro semanas, con suerte. Digo con suerte, porque la última vez me tuvieron que poner dos en una semana porque tuve un nuevo brote, una recidiva que se llama.

Yo he cambiado porque mis objetivos están a  la vez más difusos y concretos. Entiendo que ahora mismo estoy en una fase de transición. Hasta que no llegue junio y se regularice mis situación, poco puedo hacer. A partir de ahí ya veremos.

Al entorno lo noto cansado. Soy consciente de que no mola nada tener a un tío enfermo y depresivo a tu alrededor. Tampoco quiero que me tengan lástima. Pero me sorprende lo pronto que olvida el entorno tus necesidades no sólo físicas, sino afectivas. Estoy un poco harto de escuchar lo de “oye, ya sabes, para lo que te haga falta“. Y hay gente que puede llegar a límites ridículos. Personas que fueron a verme al hospital y llevan más de un año sin llamarme (¿para qué vinieron a verme?). Personas que me llamaron cuando estaba hospitalizado y no han vuelto a dar señales de vida (¿para qué me llamaron?). Personas que me han llamado, y llevaban años sin llamarme,  cuando se han enterado de lo mío y que no me llamaron, por ejemplo, cuando nació Martina (¿sólo llaman cuando hay malas noticias?). Personas que me encuentro por la calle, que saben lo que padezco y ni si quiera preguntan (¿pudor, desinterés?). Y “amigos” del facebook que no tienen el más mínimo interés por lo que escribo porque después de un año no tienen ni pajolera idea de lo que me pasa. Puede sonar a reproche, y puede que lo sea, pero es como lo siento ahora mismo. Al final, va a llevar razón Coppola y la que siempre está ahí es la familia.

Hoy estoy pesimista, lo sé. A los que tenga algo que agradecerle por este año, se lo agradeceré personalmente y si me dejo a alguien tal vez sea porque no tengo mucho que agradecerles.

Nueva era

Hoy es mi cumpleaños. Treinta y cuatro añazos para el cuerpo. Y vaya mierda de cuerpo. Aparte de que sigo con lo mío, estos días he pillado un virus de esos que haces que vayas al baño más de lo habitual. Así a mi flojera intrínseca se le ha unido la flojera del virus, o lo que sea.

La celebración de esta noche incluirá un doble capítulo de Lost, porque el de la semana pasada no pudimos verlo porque estabamos todos trabajando. Y de esto quería hablar.  De mi reorientación laboral. Está claro que mi estado físico me impide realizar muchas de las labores que hacía antes: no puedo estar en un rodaje (me cansa, aparte de aburrirme), no puedo estar en producción, no puedo conducir, andar más de quince minutos me agota. La edición y post-producción, que es mi fuerte, no es una labor fácil de hacer desde casa: implica desplazarte a una productora, estar muchas horas sentado (cosa que también me resulta muy incómoda). Es un trabajo que no se puede hacer desde casa, así que después de darle muchas vueltas la respuesta llegó un poco por si sola.

En primer lugar, Andrés me dijo que por qué no le escribía los textos de su nueva web. Allá me puse. A partir de aquí empecé a investigar un poco cómo estaba posicionada su empresa, Pelonio. Mi conclusión rápida fue que no estaba posicionada, directamente. El Facebook estaba semiabandonado y caótico: una personalidad por aquí, un grupo por allá y una página más allá. Por supuesto ni hablar de twitter. Mirando, mirando una profesión acabé encontrando.  Se llama Community Manager. Afortunadamente, creo que cumplo muchos de los requisitos para desarrollar esta profesión: mi formación es la adecuada, tengo amplio conocimiento de las redes sociales y no escribo mal del todo.

Ahora Pelonio tiene twitter, facebook, tumblr y, obviamente, una estupenda web, obra de mr e internetría. A partir de aquí mi trabajo es que ésto no decaiga y cuento con vuestra colaboración, estimados lectores. Y, por supuesto, yo sigo manteniendo todos mis perfiles sociales que tenéis a vuestra derecha bajo el epígrafe “mis cosas”.

Tras el impass producido por mi empeño formativo y por otros temas que no vienen al caso, este blog recuperará su actividad de, al menos, dos post semanales. Sigo teniendo pendiente las listas que prometí y lo de las señoras graciosas. No lo olvido.