Sociable

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Cada vez me tomo el blog más en serio. Más que nada porque veo que me dejo muchas cosas en el tintero. Se me ocurren ideas para escribir y como no las plasme rápido se me van, veo películas de las que quiero hacer una reseña y como no las haga en las 48 horas después de verlas se me van las ideas. Lo que empezó siendo una cosa depresiva y tristona ha derivado en un batiburrillo del que me siento muy orgulloso. Y sobre todo me está haciendo más participativo en el mundo internet.

Como dije cuando empecé el blog quería formar parte de los que aportan, aparte de mi condición de espectador. Ya seguía varios blogs personales y la experiencia era curiosa: terminas sabiendo muchas cosas personales de gente que no conoces y les terminas cogiendo cariño. Empiezas a cogerles cariño, te preocupas por las cosas que les pasan y si llevan una semana sin escribir te preguntas donde andarán. La mayoría de las veces ni siquiera sabes en que ciudad viven, en qué trabajan o cual es su extracción social. Lo que si se nota es que son gente que llevan mucho tiempo en internet. Muchos blogs tienen más de cinco años lo que hace que se les considere “early adopters”. No sólo usan su blog sino seguro que han usado cualquier cosa que haya salido por el camino y se haya ido devaluando, vease, myspace. Lo primero que he aprendido de ellos es que es importante hacer saber que hay alguien ahí fuera: dejar comentarios es fundamental para que sepamos que lo que escribimos tiene algún interés.

Hay que aprender de los mejores y por eso me he propuesto ser más sociable: dejar comentarios, abrirme un twitter, compartir mis intereses. Hay mucha gente ahí fuera que te puede aportar mucho, hacerte ver las cosas de otra manera e incluso pensar las ideas antes que tú y joderte un post. Por eso os recomiendo que le echéis un vistazo a las cosas que leo

Los hombres que no amaban a las mujeres

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Hay dos tipos de personas que van a ver esta película: los que han leido la novela en que se basa y los que no. A pesar de algunas insistencias por parte de gente de confianza que han disfrutado mucho de la novela, me encuentro en el grupo de los profanos en el mundo de Steig Larsson. Y después de ver esta primera parte de la trilogía “Millenium” seguiré resistiéndome al máximo exponente de la novela negra sueca. “Los hombres que amaban a las mujeres” no es más que un thriller tedioso y larguísimo (dos horas y veinte minutos realmente insufribles) que basa su particularidad en un universo particularmente escabroso.

En un intento por desmarcarse de un universo hollywoodiense y haciendo un esfuerzo por ser particularmente europea (en el peor sentido) se nos presenta a un duo de antiheroes formado por Mikael Blomkvist y Lisbeth Salander: él, un honrado pero gris periodista al que le encargan encontrar una niña desaparecida hace 40 años; ella, una particular hacker de estética siniestra y pasado turbulento. Esta improbable relación hay que creersela porque sí pero carece totalmente de sentido tal y como está narrada. Los personajes carecen de motivaciones reales y coherentes y sus movimientos siempre son erráticos y torpes. Especialmente sangrante es el retrato de la joven hacker: nunca sabemos por qué se presta a ayudar al periodista, la información que de ella se nos da es muchas veces gratuita (haciendo especial hincapié en la violencia y el sexo), y, a pesar de que la actriz hace lo que puede, nos termina cayendo antipática.

Probablemente, “Los hombres que no amaban a las mujeres” podría haber sido una buena miniserie. En este formato tal vez se podrían haber rellenado los múltiples agujeros narrativos y conseguir un ritmo más estable: llega un momento, en la última hora, en la que se confunde precipitación con ritmo y las ganas de los guionistas por acabar la historia consigue que la falta de sentido inicial desemboque en una sucesión de finales (la película parece que va a terminar tres veces) que roza lo absurdo. Los actores son los únicos que parecen estar a la altura a pesar de que tienen que recitar unos diálogos especialmente explicativos. Particularmente nefasto es el enfático uso de la música que nos avisa si estamos en un momento violento, de intriga o romántico por si somos tontos y no nos hemos percatado de lo que está pasando.

Está claro que esta película no hubiese tenido el más mínimo éxito sin su referente literario. Si ésto es el fenómeno que ha cautivado a tantos espectadores que no cuenten conmigo para la segunda parte. Aunque intuyo que no contaban conmigo desde el principio porque como yo no he leído la novela…

Y para el que le interese aquí van las diferencias entre la película y la novela.

En tercera persona

El viernes Paco fue con sus amigos a comer al Maitetxu. Hacía mucho tiempo que no se reunía con todos ellos en un día laborable. Antes había estado en la oficina y se había tomado una cerveza con Richard. Estos homenajes crean unidad y les hacen sentir como una familia. Como toda familia que se precie cada uno asume su papel: no va a ser Paco el que asigne esos papeles, sería muy pretencioso por su parte, pero que cada uno se asigne el que mejor le convenga a sus intereses personales, es decir, a su ego.

carnaza

Como siempre ha pasado en el Maitexu, lo que comenzó siendo un simple “vamos a comer”  derivó en un recital de carnaza y muchas patatas fritas. La conciencia de Enrique no paraba de dar la brasa y las dietas coparon la conversación buena parte del tiempo. Todo ello regado de buen vino. Paco llegó en la motaca de Sergio y al subir se dio un tirón en la cadera, que ya le duró todo el fin de semana. Belén disfruto más tarde de otro recorrido en mencionado bólido con el fin de recoger a Martina, que, gustosamente, se unió a la fiesta.

gin tonic

La jornada continuó en la Maison Blanche. Gin tonics para todos, aunque algunos más azulados que otros. Martina les acompañó con un batido de chocolate y Andrés le cogió el gusto a hablar en tercera persona. La cosa se iba animando y, como se suele decir, estaban dispuestos a darlo todo. El alcohol, y los gin tonics en concreto, tienen ese efecto exaltador de la amistad, motor del júbilo y olvido de lo males. De ahí a casa de Enrique sólo le separaba otro viaje en moto y cuatro tramos de escaleras.

chaiselong

Ya en la morada de Enrique se vivieron varios momentos cuanto menos surrealistas: montaje de una cheslong de Ikea, música black para follar seguido de una selección de música brasileña y, finalmente, una lista compartida que es como muy 2.0 (que para eso son ellos tan modernos). Después ocurrieron varias cosas que Paco no está autorizado a contar bajo directa amenaza de muerte. Sólo decir que llegó la hora de cenar y parecía que lo del Maitetxu no había pasado nunca, tal era el hambre. Paco y Richard revivieron varios momentos de décadas atrás a través de la selección musical y Sergio accedió a ser educado en el humor. Mientras, Martina miraba extrañada a Enrique.

karate kid

A las once llegó el momento de la retirada. La noche estaba a punto de acabar pero aún quedaban ocho tramos de escalera (cuatro de Enrique y otros cuatro de Paco) que terminaron de fundir las piernas y caderas del mencionado Paco. Al día siguiente, el cansancio y las agujetas eran patentes en la familia Casado: Belén vio Karate Kid, mientras Martina intentaba descifrar por qué se enfadaba el abuelito y Paco yacía en el sillón. Fue un día especial, donde todos se lo pasaron muy bien.

El mundo que nos rodea

Cada uno tiene su mundo. Y cada uno ve el mundo que le rodea de una forma. Los culpables son los demás y ellos son los incomprendidos. Ya sea por esconder la cabeza, por patología o por simple enfrentamiento. Los tres tienen su manera de enfrentarse al mundo que les rodea.

michael scott

Michael Scott es el jefe. Se cree gracioso y un buen ejemplo para su entorno. Pero en el fondo sabe que no es así. No tiene ni puñetera gracia y es un mediocre. Cree que los demás no se dan cuenta, y si se dan cuenta mira para otro lado, esconde la cabeza como un avestruz e intenta que pase el temporal. Es la inactividad personificada, no hace nada por cambiar su entorno. La queja estéril, el egoísmo pasivo. El mundo no será mejor porque él haya pasado por él. Nos reímos de él, nos da vergüenza ajena. A veces nos parece que tiene su corazoncito, y lo tiene. No deja de ser un hombre sensible. Pero esto no le exime de su egoísmo inconsciente.

sheldon cooper

Sheldon Cooper es físico teórico. Y eso es lo suyo la teoría. Lo sabe todo de el mundo, pero no alcanza a comprenderlo. No entiende la ironía, el sarcasmo y las convenciones sociales. No es que sea egoísta, simplemente no entiende las necesidades de los demás. El mundo es su mundo y todo lo que esté fuera de sus parámetros no tiene sentido. Igualmente, nos reímos de él, pero también con él. Nos reímos de su descolocamiento del mundo que le rodea. Pero torcemos la sonrisa porque intuimos (nunca se dice) que lo suyo es patológico; Síndrome de Asperger, tal vez.

larry david

Larry David es guionista. Pero lleva diez años sin hacer nada. Creó Seinfeld, se hizo multimillonario y hasta ahora. Tampoco entiende el mundo que le rodea. Pero no se calla. Sabe que el mundo es mezquino, egoísta y caprichoso. Y si todo el mundo es así por qué tiene que disimular él. Sabe que existen los códigos sociales pero no quiere plegarse a ellos. No hará nada para que le caigas bien, a no ser que quiera algo de tí; pero tampoco le presiones. Su mezquindad no es impostada sino su manera de enfrentarse al mundo. Sabe que puede herir sensibilidades, pero es que nadie tiene en cuenta la suya.

Son tres formas de enfrentarse al mundo que nos rodea. Ninguna es la correcta, y ninguna está errada. Debemos aprender de ellos. Lo que pasa es que nunca vamos a reconocer la imagen que vemos en el espejo. Como digo, los culpables son los demás y nosotros somos unos incomprendidos.

La ciencia española no necesita tijeras

La ciencia española no necesita tijeras

Poco más puedo decir que no hayan dicho otros que saben mucho más de este tema.

http://aldea-irreductible.blogspot.com/2009/10/la-ciencia-en-espana-no-necesita_07.html

http://www.enriquedans.com/2009/10/la-ciencia-espanola-no-necesita-tijeras-no-al-recorte-del-presupuesto-en-id.html

http://ponzonha.es/2009/10/07/la-ciencia-espanola-no-necesita-tijeras/

http://www.mimesacojea.com/2009/10/ciencia-espanola-2020-o-la-ciencia-en.html

http://www.microsiervos.com/archivo/ciencia/ciencia-espaniola-no-necesita-tijeras.html

Un parto

Ayer hizo nueve meses desde que me diagnosticaron la polineuropatía que padezco. Muchas cosas han pasado en estos nueve meses. Lo que comenzó siendo una visita a urgencias porque no tenía fuerza en las manos y sufría calambres en las piernas, se ha convertido en una enfermedad crónica de origen incierto. En este tiempo, se han movido muchas cosas y mucha gente. Han resurgido pensamientos que tenía escondidos y han aflorado experiencias que no esperaba. No todo ha sido malo. No siempre hay contratiempos e imprevistos en una enfermedad de este tipo, pero en este caso si los ha habido. Lo he pasado mal y lo sigo pasando mal. Tengo mis días. Pero también he aprendido cosas. He tenido la suerte de tener alrededor a personas que me han apoyado, que se han volcado en mí y han sabido cogerme de la mano cuando hacía falta.

En estos meses he crecido. Pienso con más claridad. Aunque esto suponga un perjuicio en ciertos momentos. Para mí y para los demás. He encontrado nuevos referentes y he perdido algunos. Tampoco creo que hayan cambiado tanto las cosas, simplemente se han puesto en su lugar.

Dexter Baby

El miércoles comenzamos a ver la nueva temporada de Dexter y, como siempre, el comienzo es pausado, incluso retórico. Siempre pasa con Dexter, que va de menos a más. Pero en realidad este “menos” no es tal. Es como en una partida de ajedrez; se van posicionando las piezas, sin prisas, para el asalto final. Pues eso mismo han sido estos nueve meses para mí: un posicionamiento de piezas. La diferencia es que aquí no hay ninguna estrategia. No hay fichas negras ni blancas. Nadie pierde ni gana. Simplemente cada uno se pone en su sitio, que quizás era en el que ha estado siempre, pero ahora lo veo con claridad.

Probablemente, lo mejor que me ha pasado sea esto que estáis leyendo. Que haya abierto este blog y haya comenzado a expresarme abiertamente y sin miedo. Aunque sé que en ciertos momentos haya podido a preocupar a mucha gente (los cuatro que me leeis), y como dije en su momento, esto que escribo es para mí y para vosotros. Por eso, muchas gracias a todos los que leeis, comentáis o que, simplemente, estáis.

Por último, un mensaje al lector más joven de este blog: “Dile a tu padre que no sea malaje y veniros al cumple de Martina”.

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