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Salvaje

“Hola. He dormido muy bien.” Es lo primero que oigo por la mañana. Y no puedo pensar en mejores palabras para empezar el día.
“Vamos al salón”.
“Tómate el café”.
“Quiero jugar al perro”.
Como mucho nos vamos a la calle al parquecillo de enfrente pero vuelvo muerto y la siesta no me la quita nadie.
Vemos los dos trailers de “Where the wild things are” y le encantan. Y me dice que se los ponga otra vez. “La película de los monstruos”. Y se trae el cuento y empieza a identificar los monstruos del cuento con los de la película. “Mira el toro, este parece una cabra, y ese parece un pato. El niño se llama Max”.
Cenando vemos Bob Esponja y nos ponemos a tocar la flauta con la nariz. “El amigo se llama Patricio.”
Ahora vamos a a la cama. Le leo el cuento de los monstruos. Aullamos a la luna.
Y a dormir.
“Quiero pipí. Quiero agua”.

“Hasta mañana…”

where the wild things are

Como Bob

Bob Esponja

La precipitada llegada a Madrid sirvió para que el miércoles fuésemos directamente al neurólogo porque los calambres y el cosquilleo de los pies no había remitido. Otra sesión de inmunoglobulina y a ver si en tres o cuatro días te empieza a hacer efecto. El el documento que me dio para el hospital de día ponía que padezco “polirradiculoneuropatía desmielinizante crónica“, chúpate esa mandarina. Efectivamente, para el sábado ya se me habían ido los calambres y, valiente de mi, me fui a dar un paseo. Al día siguiente tenía unas agujetas de dos pares. Además, me han vuelto los dolores en los brazos debido a las enervaciones. Hoy me he acercado a ver de nuevo al neurólogo y casi que me ha dicho que me vaya acostumbrando, que esto es lo que me queda, que por algo se llama enfermedad crónica.

Llega un momento en el que todo se torna absurdo. Por eso sigo diciendo que me falta perspectiva. Pero claro para tener perspectiva hay que alejarse un poco para verlo todo claro. Ya me gustaría a mí tomarme las cosas como Bob. Tener esa buena manera de encajar los problemas, ese eterno optimismo, esa inocencia perdida

Así que nada, la incertidumbre de nuevo. Ya no sé para donde tirar. Esto es lo que me espera, ¿durante cuanto tiempo?. Pues para siempre, que por eso es crónica.