Los Geniuses

Sé que parece una tontería, pero una de las cosas que quería hacer en mi visita a las islas británicas era ir a una Apple Store. Pues ya he ido a dos.

Primero fuimos a la de Londres en Regent’s Street, que está enfrente de un Zara. El caso es que poco hicimos allí. Echar un ojo, usar el Wi-fi y poco más. Pero una cosa me llamó la atención: la Genius Bar: un mostrador donde, previa cita, te revisan de forma completamente gratuita cualquier problema que tengas con tu producto Apple. Y hete aquí que llevaba unas semanas teniendo problemas con la batería del portatil que se me desconectaba cada dos por tres y me duraba ya un suspiro. Pero claro, ni llevaba yo el portatil encima, ni había hueco para ese día. Lo dejé pasar.

Cuando llegamos a Birmingham, sale en la conversación, no se cómo, que allí también hay una Apple Store. Me faltó tiempo para conectarme y mirar. El proceso de pedir cita fue de una facilidad sorprendente. En cuatro pasos, y con tu ID de Apple, ya tenía cita para que le echaran hoy un ojo al MBP. Las 13:20 era la hora y finalmente me atendieron a las 13:30, pero antes ya me habían preguntado a qué venía para hacerme una primera orientación. Cuando me atendió el Genius todo fueron comodidades: amabilísimo el señor hipertatuado conectó un ipod nano al portatil e hizo un chequeo de la batería. Me dijo que estaba muerta, con más 470 ciclos de carga y que tenía que comprar una nueva. No tenían es stock pero tienen mi mail y me avisarán si mañana tienen una. Lo mejor de todo es que la batería me cuesta 75 Libras, 14 Libras menos que en la web y 76 € menos de lo que me costaría comprarla en España. Obviamente he flipado con la diferencia de precio y no he tardado nada en decirle que me la prepare que mañana voy a recogerla.

The End

No cuento nada nuevo si digo que hoy acaba Lost. A las 8:30 acabará el viaje y estaremos ahí para verlo. Obviamente ya te aviso de que no leas este post si no estás al día.

Sólo quiero dejar por escrito unas cuantas impresiones que me ha provocado Lost durante este tiempo. Seguro que me dejo muchas cosas en el tintero y que cuando todo termine será muy fácil decir ciertas cosas. Por eso quiero dejar constancia de los aspectos de Lost que siempre más me han llamado la atención:

LAS EXPECTATIVAS

Es cierto que muchos espectadores se han quejado de que muchas de las explicaciones y razonamientos que da la serie no han satisfecho sus expectativas. Pero es que tanto la serie, como la historia que cuenta, se basa en las expectativas no cumplidas. Nosotros como espectadores empezamos viendo una serie de aventuras, a lo Robinson Crusoe, y en todo este tiempo Lost ha ido saltando por el drama, la ciencia ficción y volviendo al drama y saltando de nuevo a las aventuras, rompiendo las expectativas de lo que estábamos viendo. Pero es que eso mismo es lo que les pasaba a los personajes y nosotros lo vivíamos con ellos. Cuando elllos pensaban que salir de la isla era la solución van y se dan cuenta de que el problema es aun más gordo. Sus expectativas eran nuestras expectativas y la serie siempre ha jugado con los espectadores y los personajes por igual. Es un juego al que nos prestamos desde el principio, lo aceptamos gustosamente y no es justo quejarse porque los últimos capítulos no colmen las expectativas de algunos.

LOS PERSONAJES

Siempre he mantenido que lo que hace grande a Lost son los personajes. ¿Pero quién es el protagonista? En la primera temporada parecía que era Jack, pero en la segunda y la tercera Locke empezaba a hacerle sombra. Y, en la cuarta, de repente, ningunean a Jack y parece que Ben es el centro de la historia. Después, está Desmond que parece ser esencial para todos pero que, mirado en minutos, no es el que ocupe más espacio, aunque es el personaje con los capítulos más esenciales. Y, ahora, en la sexta, Ben pasa a ser una pluma movida por el viento y nos damos cuenta de que el tan idolatrado Jacob no deja de ser un niño pusilánime y envidioso. Nuevamente, ahí está la grandeza de Lost y lo que muchos parecen no entender: los personajes son todos importantes, no hay uno que sea más esencial que el resto, todos aportan su grano de arena. Y ahí también ha jugado con nosotros y nuestras expectativas. Por eso muchos se frustran, al ver a Ben basureado o a Jacob humanizado, pero es que es de lo que se trataba desde el principio. No hay malos ni buenos. Hay razones para actuar, algunas más equivocadas que otras, pero todas razonables con el carácter del personaje.

Como en nuestra propia vida a veces somos el protagonista, a veces somos el personaje secundario. A veces actuamos de forma equivocada, pensando que tenemos razón. A veces nos dejamos guiar por la fe y otras por la razón. Ni tú ni yo somos malos. Puede que a veces nos fallen los instintos y que nuestras expectativas no se vean cumplidas. A veces parece que yo soy el malo y a veces parece que lo eres tú. Pero es que el juego es así. Y ya lo sabíamos. Así que no te quejes. Sabías a lo que venías.

Diez años

Cancion para ligar (o para que no me dejes) by devuelta

Hace poco comentaba con merylspider que no solía celebrar los aniversarios de pareja. No por nada en concreto. Tal vez es que Belén y yo somos así de sosos. De hecho, le decía que nunca recordábamos bien cual fue la fecha de inicio de nuestra “primera vez”. Creemos recordar que fue por el puente de Mayo, pero no logramos poner en pie el día en concreto. Lo que si recuerdo bien son todas las circunstancias que rodearon a tan magno evento. Y mira por donde que acaban de hacer diez años.

Diez años marcados por dos separaciones por motivos laborales, una boda, dos vacaciones en coche a nivel europeo, tres mudanzas, una hipoteca, una niña y una enfermedad (o varias). Y me pongo a pensar y creo que las cosas, al menos por nuestra parte, no podrían haber salido mejor. No puedo pensar en mejor persona con la que compartir diez años. Y quiero compartir decenas más. Aunque vengan malos momentos, sé que la mayoría vendrán de fuera, de esas circunstancias que uno no controla. No se me ocurre mayor complicidad, respeto y admiración. La complicidad que se tiene con alguien con quien compartes gustos, aficiones y momentos de ocio. Complicidad que hace que no necesitemos estar todo el tiempo verbalizando. Que el simple apoyar la cabeza en el hombro sea más que suficiente. El respeto por la libertad mutua. Ese respeto que da la confianza. Y, sobre todo, la admiración. Ver cómo la persona que está a tu lado crece y crece. Y se hace mejor persona, mejor profesional, mejor amiga, mejor en todo. Y que no sepas dónde está el límite te hace sentir pleno, porque la curiosidad de saber donde llegará te puede. O no hace falta que lleguemos a ningún sitio y lo bonito es el camino. Un camino que llevamos compartiendo diez años, que nos deparará muchas alegrías.

Estoy seguro.