Tag Archives: Peggy

article-0-1255C228000005DC-141_634x385

La frustración

En el episodio de ayer de Mad Men A little kiss Peggy mostraba emocionada un proyecto de anuncio a un cliente. Éste la miraba impresionado pero sin tener muy claro si la idea le estaba gustando. Cuando una eufórica Peggy recibe la incomprensión del cliente a su idea ésta intenta convencerlo de que la idea es excelente: ellos habían pedido algo innovador. Pero el cliente no traga con la modernidad de la propuesta. Peggy se viene a abajo. La escena concluye con la entrada de Don diciéndole al cliente que ya buscarán una idea que se adecue más a lo que quiere.

Esa sensación de profunda frustración cuando muestras con total ilusión un trabajo creativo a un cliente y este te lo echa para atrás porque no le gusta, o no es lo que esperaba, o le aburre o cualquier otra ridícula razón la he sentido en innumerables ocasiones. Lo peor no es que juzguen tu trabajo. Eso es a lo que te expones cuando te dedicas a algo creativo. Lo peor es cuando te chocas con un muro de incomprensión. Es una sensación de vacío descomunal porque tú te has dejado las tripas, o al menos ese era mi caso. El trabajo que acabas de mostrar es desmenuzado sin piedad por el cliente, que es quien paga, y empieza decir que esto estaría mejor en azul y esto otro no lo entiende y aquello no se parece a lo que te dijo que le gustaba mucho del último videoclip de Franz Ferdinand.

Al final esto te crea una gran inseguridad porque no sabes cuando van a flipar con un vídeo y cuando se van a decepcionar. Por eso hubo un momento, no recuerdo cuando, que dejamos de ir a presentar los trabajos a los clientes y les mandábamos un DVD. Después nos llamaban o nos enviaban un mail y nos decían lo que fuese. Así por lo menos no teníamos que verles las caras y no ver ellos nuestras caras que debían ser un poema.

Por puntos

“Pero así es la vida, en ocasiones, como Mad Men: un cross fulminante e inesperado a la mandíbula, mientras dormíamos un sueño inocente. Un golpe que nos recuerda nuestra simple condición de mortales, y que al mismo tiempo viene a decirnos que todo, incluso el knockout menos pensado, también es pasajero.”

Este es el último párrafo del excelente artículo que Hernan Casciari ha dedicado al último magistral capítulo de Mad Men. Si no ven la serie, no vean el capítulo pero lean el texto. El de Hernán y el mío. Poco puedo decir yo que no haya dicho ya Hernán.

“The suitcase” habla de muchas cosas. De maletas y de viajes. De combates y de derrotas. De amigos que no saben que lo son. De muerte y vida. De no saber y no querer enfrentarse a la fatalidad. De lo inutil de una llamada de teléfono. De una noche en vela. Del proceso de creación. Del lastre que hemos creido soltar para estar donde estamos. De la pesada carga que siempre llevaremos. Del peso del pasado.

Es una ingenuidad pensar que todo eso se cuenta en 47 minutos. Hay un bagaje, una maleta de la que llevamos tirando desde hace más de tres años. Don y Peggy están donde están porque han sufrido mucho y han hecho sufrir. Se saben imperfectos y egoistas, pero se reconocen el uno al otro. Se reflejan mutuamente. Y por eso se dicen cosas feas. Porque no les gusta lo que ven, porque no se gustan a ellos mismos. Pero se aprecian más de lo que creen. Un simple gesto cómplice es más que suficiente cuando has visto la miseria ajena. Don ha visto a Peggy. Y Peggy, por fin, ve a Don.

Es el principio de un nuevo camino. Saben que les quedarán momentos agridulces. Ya han empezado a hacer las maletas. Ahora hay que levantarse. Que quedan muchos asaltos por pelear en otros rings. Y que nos volveremos a caer una y mil veces. Ya hemos perdido varios asaltos, pero aun podemos ganar por puntos.