Tag Archives: humor

De la Iglesia y Ángeles

Nunca he tenido el placer de conocer personalmente a Alex de la Iglesia. Pero siempre me quedará mi profesor de la facultad Javier Ruiz San Miguel, íntimo amigo de Alex. Recuerdo esos días en la facultad, hace más de diez años, donde Javier nos contaba de forma apasionada mil historias sobre su amigo Alex. Nos contaba cómo habían creado el primer superhéroe vasco, la primera reunión de Alex de la Iglesia con Almodóvar a raiz de Acción Mutante, nos hablaba de proyectos que tenía entre manos, que si estaba muy preocupado porque su amigo estaba demasiado gordo. Hablaba de su amigo Alex con la sana intención, al menos así lo veo ahora, de motivarnos dentro de un entorno tan desesperanzador como el universitario.

Yo fui a ver Acción Mutante al cine, al Alameda Multicines de Sevilla concretamente. Por eso aunque no conozca personalmente a Alex de la Iglesia puedo decir que lo conozco. A través de su cine y a través de las numerosas anécdotas que nos narraba Javier. Y nunca se me olvidará una vez que lo vi en la FNAC de Madrid cargando con una pila de DVD’s y libros. Por ello puedo decir que siempre me ha parecido una persona admirable. Por su sentido del humor y de la honestidad. Por sus ganas de aprender y de ir más allá, algo que siempre ha demostrado con sus películas, a veces imperfectas pero nunca acomodaticias. Recuerdo haber leido Durango Perdido de Carlos Bardem y ver a un hombre lleno de pasión por la vida.

En mis años de facultad a quien si tuve oportunidad de conocer personalmente es a Ángeles González-Sinde. Fue durante un taller de guión que impartió dentro del Festival de Cine Español de Málaga. En una de las pausas del taller, no sé cómo, nos pusimos a hablar. Ella era una guionista que venía de escribir una serie de Arturo Fernández y que había dado el pelotazo con La buena estrella. Además acababa de estrenar Segunda piel. Estuvimos hablando del guión de esta última y me comentó diversas discrepancias que había tenido con el director de la misma. Durante el resto de la semana coincidimos varias veces por el festival, siempre me saludaba y comentábamos las películas que habíamos visto. Me pareció una mujer un tanto despistada, de estas que dices “vaya personaje curioso”. Algunos meses después la volví a ver en el Teatro Real en una ópera. Se acordaba de mi, nos saludamos y ya no la he vuelto a ver.

Con el tiempo me he ido desligando de su cine. Al principio le perdonaba su talante explicativo y retórico. Sus personajes solían hablar con grandes y contundentes frases que te dejaban claro lo que pensaban. Ángeles siempre te daba lecciones morales a través de sus diálogos. Todo lo contrario que Alex. Por eso no me sorprendió, aunque debo reconocer que esbocé una sonrisa, cuando la nombraron Ministra de Cultura. Creo que Ángeles es una mujer culta pero que no está en el mundo. Es culta porque ha recibido una buena educación y siempre ha estado rodeada de gente de la cultura. Alex también es culto, no olvidemos que es Licenciado en Filosofía, y también es curioso. Me alegré mucho cuando tomó las riendas de la Academia de Cine, sustituyendo precisamente a Ángeles.

Ángeles y Alex representan las dos caras del cine y la cultura española. El inmovilismo contra la adaptación. Y aunque ahora mismo parezca que no, el que se adapta es el que sobrevive y pasa a la historia. Tiempo al tiempo.

La mujer más impertinente del mundo

Esta es Sarah Silverman, la mujer más impertinente del mundo. Sarah proviene de la fructifera cantera del Saturday Night Live, aunque sólo estuvo una temporada. Obviamente era demasiado impertinente y en un programa tan coral no destacaba. Después de curtirse por los escenarios de Estados Unidos, que es lo que hacen los cómicos americanos, consiguió que Comedy Central le produjese su propio show, The Sarah Silverman Program. Aquí, Sarah interpreta a Sarah: una ociosa desempleada que vive con su hermana enfermera y que tiene a unos amigos gays gordos. Nadie se salva: gays, feministas, religiosos, retrasados, negros, chinos, políticos, hispanos, policías y, por supuesto, judíos. Todos reciben una somanta de palos de humor políticamente incorrecto, soez y grosero. Acusada de racista, homófoba, xenófoba y todos los “fobas” que se os ocurran, lo que Sarah consigue es contar todos esos chistes que no nos atrevemos a contar nosotros, por miedo a que nos tilden de retrógrados.

Sin duda, el punto álgido de Sarah estuvo en el programa de su novio, Jimmy Kimmel y su affaire con Matt Damon. El tema es que el presentador empezó a hacer una coña porque nunca tenía tiempo para entrevistar a Matt Damon, y esto fue lo que pasó:

Puede parecer que la grosería de Sarah es gratuita, pero ella usa esta provocación para hacernos reflexionar sobre los límites de nuestra propia tolerancia y hacernos ver que en el mundo del humor se puede hacer risa sobre cualquier cosa. Esto es todo lo que he encontrado subtitulado al español, pero toda su serie está disponible en internet.